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Las Islas Seychelles, un archipiélago de 115 islas, se desprendieron de la gran masa de tierra hace 75 millones de años para ubicarse en un enclave privilegiado en el océano Índico, al noroeste de Madagascar.

Se trata de un lugar donde la bondad de la naturaleza ha sido conservada y protegida en todas sus formas, y donde el visitante encontrará especies únicas de la fauna y flora, como la rana más pequeña del mundo, el arbol Jellyfish, el Coco de Mer y Aldabra, el más grande atolón coralino. Asimismo, es interesante destacar que casi la mitad de su superficie se encuentra protegida como reserva natural, y Aldabra y el Valle de Mai han sido declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Sin embargo, las actividades que ofrecen no sólo giran alrededor de la naturaleza y los deportes, como golf, cabalgatas, buceo, trekking, pesca, windsurf o navegación a vela. Pues los artistas abren sus estudios para que los visitantes puedan apreciar sus obras; hay museos donde recorrer la historia del archipiélago, monumentos, catedrales y casinos.

En este sentido, las Islas Seychelles constituyen un santuario, no solo para algunas de las formas de vida más extrañas de la tierra sino también para los modernos viajeros cansados de la monotonía de las vacaciones en sitios bulliciosos y atareados.

Con un conjunto de hoteles de lujo y alto nivel de servicio más un confort difícil de igualar, junto con un creciente número de pequeños hoteles más asequibles, guest houses y selft catering donde no solo el sabor de la fina cocina sino también el auténtico estilo de vida criolla, le invitan a involucrarse en un viaje que le resultará inolvidable.

Vía: Rosario
Imagen: Viajalo

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