Hasta ahora este hermoso y colorido pez, llamado Mangarahara, una de las varias especies de cíclidos nativos de Madagascar, había sido considerado, según manifestaron expertos en el tema, una especie en real peligro de extinción.
Sin ir más lejos, incluso se llegó a suponer que ya no cabría dudas de que sembrar esperanzas en torno a este espécimen sería una temática en vano.
Sin embargo, hoy en día la situación aparenta dar un vuelco, y es desde la Sociedad Zoológica de Londres que se apunta a esta mejoría, dando a conocer que desde el mes pasado se ha descubierto una pequeña población de estos peces en Madagascar, creciendo junto a ella, la ilusión de que ésta vuelva a recobrar su lugar en el mundo, aportando su clásico toque vivo y colorido.
Se suman lentamente nuevos miembros a los dos envejecidos machos que han permanecían en cautiverio con el fin de, de algún modo, preservar su vida.
El comienzo de la historia no aparenta ser muy alegre, dado que cuando finalmente se consiguió a una hembra, uno de estos dos machos la mató no pudiéndose concretar la reproducción de la especie.
No obstante, el nudo de la historia cobra lentamente otra orientación en tanto que, en un pueblo llamado Merotandrano, en un pequeño afluente del río, se hallaron nuevos ejemplares de la especie que serán resguardados para asegurar su afloramiento.
La bióloga Michele Thieme no ha dudado en demostrar a los cuatro vientos su verdadera alegría y asombro, declarando: «Este descubrimiento es un muy emocionante», agregando: «El descubrimiento de los cíclidos Mangarahara en la naturaleza potencialmente podría abrir la puerta a la cría en cautividad y la restauración de esta especie».
Vía: vistaalmar.es
Imagen: vistaalmar.es